domingo, 15 de agosto de 2010

Brasil es el primer productor mundial de etanol de caña de azúcar.
El etanol y el biodiesel vegetales pretenden asegurar que representen una reducción de gases de efecto invernadero --respecto de los combustibles fósiles--, y que no provengan de selvas, humedales ni áreas protegidas.

YANS FELIPPE GECKLER
RÍO DE JANEIRO, (Tierramérica). Brasil comenzó una contraofensiva a las medidas de la Unión Europea (UE) para certificar los agrocombustibles, que podrían conducir a barreras a la importación de carburantes procedentes de este país sudamericano.>

Las normas de certificación de la UE para el etanol y el biodiesel vegetales pretenden asegurar que representen una reducción de gases de efecto invernadero --respecto de los combustibles fósiles--, y que no provengan de selvas, humedales ni áreas protegidas.
Estos requerimientos son parte de la implementación de la Directiva de Energía Renovable del bloque, que entrará en vigor en diciembre de 2010.
Pero “asociar la producción de biocombustibles con la deforestación de la Amazonia es una falta de conocimiento de la realidad brasileña, una actuación proteccionista y sin base científica”, dijo a Tierramérica el investigador Robert Michael Boddey, de la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa).
Los europeos deben entender que Brasil no es Holanda, Bélgica o Portugal. “Lo que sobra aquí es tierra”, explicó, “y aunque los cañaverales se multipliquen, y algunos cultivos hayan tenido que emigrar, no significa que vaya a aumentar la deforestación”.
La ampliación de la producción de caña, materia prima del alcohol carburante o etanol, solo se da en tres estados alejados de la Amazonia: el central Goias, el sudoccidental Mato Grosso do Sul y el sudoriental São Paulo, donde los cañaverales están ocupando tierras de pastura. “En algunas regiones de Brasil la proporción es de una vaca por un estadio del tamaño del Maracaná (en Río de Janeiro). Podemos poner cuatro vacas más en ese mismo espacio”, ejemplificó.
“De esa forma, tendríamos cuatro Maracanás más para los cañaverales. Imaginen si hacemos eso con 1.000 vacas”, dijo. Los europeos “no entienden estas proporciones”.
La prueba es que el ritmo de la deforestación amazónica está cayendo en Brasil desde 2005, indicó.
Cid Caldas, coordinador general de Azúcar y Alcohol del Ministerio de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento, dijo a Tierramérica que solo se permiten plantaciones de caña en 8% del territorio brasileño.
El resto de la superficie, que incluye ecosistemas de vegetación activa como la Amazonia, en el norte, y el Pantanal, en el oeste, están protegidos, sostuvo.
Para el ambientalista Marcel Gomes es razonable la crítica sobre las consecuencias distintas que los biocombustibles entrañan para los pequeños y grandes agricultores.
“Cuando la caña de azúcar se extiende a una región propicia, quien antes producía varios tipos de frutas se ve obligado a producir caña o soja, materias primas del biocombustible”, dijo a Tierramérica Gomes, coordinador de Repórter Brasil, una organización de periodismo social sobre trabajo esclavo y biocombustibles.
Ese cambio “no afecta la seguridad alimentaria del país, pero sí la del pequeño productor que vivía de esas frutas o de su venta”.
Rogério Rocco, candidato a diputado por el Partido Verde en las elecciones de octubre y ex superintendente del estatal Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables, considera que Brasil debe recordar sus negativas experiencias con los monocultivos. “Los monocultivos de café y caña de azúcar acabaron con la Mata Atlântica (el bosque nativo de la costa brasileña). Hoy solo existe ocho por ciento de esa vegetación original”, afirmó a Tierramérica.
Con el fin de reducir esos riesgos, el gobierno lleva a cabo un programa de incentivos de US$2.000 millones para promover el desarrollo agropecuario que tiene, entre otros objetivos, aprovechar en 10 años unos 15 millones de hectáreas de pasturas degradadas.
La carne
“En 2008, los ganaderos de Irlanda alegaban que la carne de Brasil no pasaba por controles sanitarios antes de ser exportada”, para impedir el ingreso de un producto que tenía ventajas comparativas, indicó. “Puede haber temor de que la tecnología de biocombustibles brasileños, de altísima calidad, sea exportada a África o a México y amenace a agricultores europeos y estadounidenses”.
Responsable
Caldas recordó que en 2008 Brasil fue señalado como responsable del aumento mundial de los precios de los alimentos, a causa de la “expansión” del bioetanol. En octubre de ese año, estalló en Estados Unidos la crisis financiera, los precios internacionales del petróleo cayeron y el tema se abandonó.







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