jueves, 23 de diciembre de 2010


Los inviernos son más fríos porque hace más calor.
Aunque pueda parecer extraño, los crudos inviernos que azotan Europa desde hace diez años están relacionados, en gran parte, con el calentamiento climático, según un estudio publicado en el Journal de Recherche Géophysique.>
A primera vista, el frío glacial que sufre actualmente Europa parece poco compatible con el alza media de las temperaturas prevista antes de fin de siglo y que podría alcanzar los 5 o 6 grados.
A los escépticos que alegan que el cambio climático no existe porque los inviernos son cada vez más fríos, varios científicos responden que estas olas de frío son un enfriamiento temporal, parte de un calentamiento global.
Un nuevo estudio va sin embargo más lejos y muestra que el alza del termómetro es precisamente el origen de estos inviernos nevados y tan fríos.
La causa sería el deshielo del casquete glaciar ártico. El calentamiento, dos o tres veces superior a la media, provocó su reducción de 20% en estos últimos 30 años. Este casquete podría incluso desaparecer totalmente durante los meses de verano antes de fin de siglo.
Los rayos de sol, que ya no son repelidos por el hielo, calientan más la superficie de la tierra en esta zona.
Un mar sin hielo y todo el sistema de presiones se ve afectado.
"Pongamos que el océano esté a cero grados", explica a la AFP Stefan Rahmstorf, especialista del clima en el prestigioso Instituto Potsdam (Alemania) en la investigación sobre el impacto climático.
El océano "está mucho más caliente que el aire ambiente de esta zona polar en invierno. Hay entonces un flujo caliente que sube hacia la atmósfera, que normalmente no está cuando todo está recubierto de hielo. Es un fenómeno extraordinario", añade.
El resultado, según un estudio publicado a principios de mes en el Journal de Recherche Géophysique, es un sistema de altas presiones que empuja al aire polar, en el sentido contrario de las agujas del reloj, hacia Europa.
"Estas anomalías podrían triplicar la probabilidad de tener inviernos extremos en Europa y en el norte de Asia", explica el físico Vladimir Petujov, que dirigió el estudio.
Otras explicaciones para estos inviernos atípicos, como una baja de la actividad solar o los cambios en el Gulf Stream, "tienden a exagerar los efectos", agrega Petujov.
También destaca que en el invierno glacial de 2005-2006, cuando las temperaturas bajaron de 10 grados respecto a las habituales en Siberia, no se constató ninguna anomalía en la oscilación noratlántica, un fenómeno meteorológico sugerido a veces como posible explicación de estos crudos inviernos.
Los científicos señalan que estos inviernos tan fríos en Europa no reflejan la tendencia global constatada en el conjunto del planeta, donde el 2010 debería ser uno de los tres años más calientes de la historia.
"Cuando miro por mi ventana, veo 30 cm de nieve y el termómetro dice -14 grados", explica Rahmstorf por teléfono desde Potsdam y añade que "al mismo tiempo, en Groenlandia, estamos por encima de cero en diciembre".






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