domingo, 26 de septiembre de 2010

         CAMBIO CLIMÁTICO
         El CO2 como mercancía

 EL NEGOCIO TIENE COMO PARTICULARIDAD DEJAR DE PRODUCIR ESA SUSTANCIA  NOCIVA, YA QUE SUS EMISIONES INCIDEN EN EL AUMENTO DE LAS TEMPERATURAS DE LA TIERRA
    Las hidroeléctricas reducen la factura por adquisición de combustibles fósiles para la producción de energía
         Solange de la Cruz Matos
        Conocimiento, información y negocio. Esos tres aspectos se conjugarán en el encuentro que se realizará del 13 al 15 de octubre próximo en el país para discutir el tema del carbono y la revisión de mecanismos para reducir las temperaturas del planeta.>

Se trata del quinto encuentro del Foro Latinoamericano del Carbono (FLAC). La primera jornada se efectuó en Ecuador, en marzo de 2006; la segunda, en Perú, en septiembre de 2007; la tercera, en Chile, en octubre de 2008, y la más reciente, en Panamá, en junio de 2009.
Omar Ramírez, vicepresidente ejecutivo del Consejo Nacional para el Cambio Climático y el Mecanismo de Desarrollo Limpio (CNCC y MDL), considera ese cónclave como el más importante evento internacional para discutir y crear políticas de mitigación del cambio climático y el principal espacio hemisférico para negociaciones que marquen nuevos rumbos en las estrategias y medidas para reducir el efecto invernadero.
El FLAC es una plataforma constituida para acercar a los principales interesados en el mercado del carbono.
En la organización del foro, además de la entidad anfi triona, participan la Conferencia de las Naciones Unidas Sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), el Centro Risø del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (URC), el Banco Mundial (BM), la Asociación Internacional de Comercio de Emisiones (IETA), la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Mercado de carbono
¿En qué consiste el mercado de carbono? En un instrumento para regular las emisiones de dióxido de carbono, que se producen fundamentalmente con la quema de combustibles fósiles.
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) ha verificado que esas emisiones han sido detonantes de las altas temperaturas, con sus secuelas de lluvias incontroladas, aludes y deslizamientos de tierra, sequías prolongadas, derretimiento de glaciares y otros efectos catastróficos, por lo que propone ir reduciendo gradualmente esas emisiones.
Dos modalidades que se presentan son el mercado regulado y el voluntario. El primero es un sistema de comercio a través del cual los gobiernos, empresas o personas pueden vender o adquirir reducciones de gases efecto invernadero, las cuales son certifi cadas y contabilizadas por el IPCC, mediante el protocolo de Kioto, sin importar en qué parte del mundo se produzcan.
Las reducciones que se experimenten mediante esas transacciones deben ser reales, medibles y verificables.
Se han fijado límites máximos de emisión emitida, y si los países industrializados -los que generan mayor cantidad de gases de efecto invernadero- sobrepasan esos topes salen al mercado a comprar bonos de carbono en proyectos de generación limpia. De esa manera obtienen autorización para seguir emitiendo a través de sus industrias. Así, mientras ellos continúan su ritmo de producción, otros intentan paliar el impacto negativo generado por esas actividades industriales.
Mercado voluntario
En tanto, el mercado voluntario de carbono fue creado por ciudadanos particulares y organizaciones públicas y privadas, motivados por su responsabilidad en el cambio climático, relaciones públicas e imagen, venta de productos neutros en carbono, marketing, inversión, anticipación a la regulación e impacto negativo del cambio climático en su modelo de negocio.
Éstos compran, mediante la ejecución de un proyecto en un país en vías de desarrollo, una cantidad de créditos de carbono proporcional a las toneladas de CO2 que emite. Las reducciones o absorciones de CO2 generadas por los proyectos son denominadas créditos o bonos de carbono.
Tiene dos modalidades: el mercado voluntario puro (over-the- counter market -OTC), que intercambia reducciones de carbono generado solo a través de proyectos de compensación; y las transacciones que se realizan a través del Chicago Climate Change (CCX), una especie de banco en el que se intercambian derechos de emisión y reducciones de carbono generados a través de proyectos de compensación.
El CCX se conoce como el primer sistema de comercio de emisiones voluntario de América del Norte, con proyectos de compensación en todo el mundo (www.chicagoclimatex.com).
Mercado voluntario en auge
El despegue sostenido del mercado voluntario de carbono se ubica en 2004, cuando el banco HSBC anunció su decisión de que su operación en carbono fuese neutra, para lo cual dedicaría US$750,000 a fi n de compensar parte de sus emisiones de CO2.
Desde entonces “cada vez más empresas, instituciones e incluso la propia ciudadanía de los países del norte están utilizando la compensación de emisiones como parte de sus estrategias para minimizar su impacto en el clima. En 2008 el 66% de las compensaciones las realizan las compañías privadas seguidas de lejos por los ciudadanos con 2%, las ONG con 1%, y las instituciones públicas con 1% (Ecosystem Market Place, New Carbon Finanance). Mientras empresas, instituciones y ONG de países del sur han puesto su mirada en estos mercados como una alternativa de fi nanciamiento a sus proyectos de desarrollo y como un mecanismo que atiende dos frentes, tanto el de la lucha contra el cambio climático, y contra la pobreza.
Así, 45% del crédito vendido en el mercado voluntario de carbono en 2008 procedía de proyectos en Latinoamérica y Asia, ya que muchas compañías que participan en los mercados voluntarios son internacionales y operan en estas zonas, lo que mueve la demanda a proyectos que beneficien a estos lugares”.
LAS VENTAJAS DEL MERCADO VOLUNTARIO
El mercado voluntario, si bien esas reducciones no son contabilizadas en el esquema de reducción de emisiones del Protocolo de Kioto, es presentado con mayor potencial para implementar proyectos pequeños con altos beneficios para la comunidad local en países de bajos ingresos.
Otros beneficios que se le atribuyen son procedimientos menos burocráticos, menores costos de transacción, mayor flexibilidad (lo que permite la inclusión de proyectos de diferente tipología), financiación extra para proyectos de cooperación, tecnologías limpias para los más pobres y mejora de servicios energéticos Esos proyectos, además, mejoran las condiciones de vida de las poblaciones locales permitiéndoles un desarrollo limpio.









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